Madrid no sólo es la ciudad de los museos, también cuenta con pueblos lindos y bosques para pasear. Nuestra autocaravana puede hacer un alto en el camino y aprovechar sus arboledas, montes y su fauna y flora autóctona. Las mejores épocas para la visita son el otoño y la primavera por sus temperaturas suaves, aunque las otras estaciones también pueden tener su encanto.
Esos tonos rojizos espectaculares de los meses otoñales y la floración son espectáculos dignos de ver. La sierra del norte de Madrid es un buen ejemplo de esto, en ella podemos contemplar hayedos, robledales, castaños o pinares. Si a esto unimos grandes masas de chopos, álamos, avellanos y alisos, tenemos un entorno perfecto para una escapada.
En general, además, las carreteras de acceso son bastante buenas y en muchos de los principales bosques hay parkings para la visita al público donde podremos dejar nuestro vehículo-casa. Aunque aquí no se permite la pernocta, por suerte contamos con algunos campings muy bien situados junto a los principales núcleos de ‘recreo forestal’.
Rascafría es una de las primeras opciones de los madrileños a la hora de refrescarse en verano gracias a sus temperaturas en verano y a sus piscinas naturales. Si bien en invierno el acceso es más complicado por el frío o la nieve, no tendremos problemas para ir con nuestro vehículo. El nombre de este bosque también hace entender su microclima, ya que nos hace viajar a un bosque encantado de otros lares del norte de Europa. Podemos encontrar álamos, abedules, abetos y chopos, además de un verdor único gracias a la humedad del lugar en torno al río Lozoya y el lago que corona el paisaje junto a una cabaña que se usaba como sauna (de donde se deriva el nombre del bosque) y un encantador embarcadero.
Podemos empezar el paseo desde el monasterio del Paular y seguir la conocida ruta del papel que nos hace cruzar el puente del Perdón y adentrarnos en este reducto ‘finlandés’ que acaba con el principio del Bosque de Giner de los ríos, cuya visita también merece la pena.
Para parar a descansar podemos optar por el parking de tierra compactada cercano al Monasterio del Paular , pero que está reservado para visitas y solicitar reserva previa. Tiene un área de descanso con mesas y sillas.
En Rascafría los caravaneros expertos recomiendan el parking de los Robledos para pernoctar. Hay fuente de agua aunque no WC´s, pero lo compensan todo las espectaculares vistas al valle del Lozoya y Peñalara.
Este hayedo es Patrimonio Natural de la Humanidad y reconocido como parte de reserva de la biosfera de la sierra del rincón. Sus árboles tienen más de 250 años y alturas de más de 20 metros. No obstante, debido a la fragilidad de la haya este lugar está protegido y sólo se puede visitar con cita previa y de forma guiada, pero son gratuitas.
El 50% se reservan por internet y el resto en el día en el centro de visitas por orden de llegada. La reservas anticipadas se abren por quincenas el 1 y 16 de cada mes.
Cuentan con tres rutas de diferente dificultad. La más sencilla es la senda del río que no tiene pendiente y discurre junto al Jarama durante 3 kilómetros. Las otras dos rutas no son mucho más largas pero cuenta con desnivel de subida y bajada de 10 o12% de inclinación. Se trata de las Sendas de la Ladera y del Mirador. Esta última, aunque es la más costosa, nos permite empezar deleitándonos medio kilometro junto al río y acabar con una panorámica de todo el parque natural.
Para pasar la noche se recomienda el camping Monte Holiday en Gargantilla de Lozoya, pero también hay zonas de aparcamiento gratuito en los pueblos de la sierra del rincón
Muy cerca del hayedo, también en la Sierra del Rincón, esta este magnífico robledal cuenta también con prados y tres variedades de roble: el común, el albar y el rebollo o melojo. Las rutas son sencillas, lo que convierte este bosque en una visita apta para toda la familia. En una de ellas podremos ver un antiquísimo molino de harina.
Para la visita tendremos que aparcar a las afueras del pueblo de La Hiruela frente a la Dehesa. El camino con que se inicia la ruta al bosque pasa por la Iglesia de San Miguel y por un viejo molino de harina reconstruido.
Pasaremos junto a las orillas del Jarama y unas antiguas carboneras antes de sumergirnos en el frondoso robledal y andando nos encontraremos muchas señalizaciones del camino con pasos que nos permitirán admirar la sierra del Cardoso. Para pernoctar contamos con las mismas opciones que el Hayedo.
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