No siempre valoramos lo suficiente a lo más evidente. El neumático es el punto de contacto de nuestro vehículo con el suelo. Y es, por tanto, una de sus partes más importantes, sino la que más. Toda nuestra seguridad en marcha depende de ellos, aunque también el confort y el comportamiento del vehículo.

Para cada cosa hay un neumático específico, pero todos ellos coinciden en necesitar determinados cuidados. Y más todavía en verano, cuando aprieta el calor. Lo barato no siempre es lo más recomendable. Además, si nuestra autocaravana ha estado parada muchos meses, los neumáticos tienden a deformarse y eso puede ser el principio de un susto.

Lo principal, por supuesto, es vigilar su desgaste. Hay que revisar regularmente el dibujo del neumático para comprobar cuánta vida le queda por delante o si tiene algún desperfecto inesperado. Si ello ocurre es vital cambiar las dos ruedas de cada eje por el mismo modelo, para que el comportamiento y la seguridad de nuestro vehículo no se vea afectado.

El correcto uso también influye en su desgaste. Nunca hay que circular con sobrecarga y respetar el peso máximo señalado en el vehículo. Hay que circular también con la presión adecuada, ni más baja ni más alta. Así el neumático ofrecerá la resistencia adecuada a la rodadura y su desgaste será más natural. En ambos casos, la consecuencia podría ser un peligroso reventón en marcha.  El consumo y un buen neumático guardan un estrecha relación.

Ojo al equilibrado de las ruedas, que podría crear un desgaste desigual entre las ruedas de cada eje así como otras irregularidades, provocando los consabidos problemas de frenada. Y hablando de frenos, procurar frenar de manera progresiva y sin brusquedad. Los derrapes y giros innecesarios desgastan la goma y provocan irregularidades en la misma.

Por último, la velocidad. Es inevitable que el neumático se desgaste, pero el exceso de velocidad provoca más desgaste y más temperatura en la rueda, y puede provocar problemas de pérdida de control. Naturalmente, el verano y sus altas temperaturas, sobre todo en un país como en España, contribuye a ese aumento y por tanto el margen es menor.

Vigilar los amortiguadores, un elemento de transición entre la carrocería y la propia rueda, es igualmente vital. Como también, para nuestra economía, cambiar de sitio los neumáticos del eje delantero al trasero cada 15.000 kilómetros para así incrementar la duración.

Naturalmente, hay neumáticos específicos de verano que están diseñados y fabricados para funcionar bajo ciertas condiciones especiales. Tienen un caucho más duro para incrementar la adherencia en condiciones de calor más alto, y también suelen ser algo más anchos. Ofrecen por tanto una reducción del ruido de rodadura y el desgaste gracias a su menor resistencia, aunque gastarán algo más de combustible por esas mismas razones.

Son neumáticos que. Eso sí, no deben usarse por debajo de los 7 grados y su profundidad mínima de dibujo ha de ser de 1,6 milímetros, según la legislación española. En esas condiciones, reducen el tiempo de frenada y ofrecen más agarre en marcha, pero en otras, como la lluvia, pueden contribuir al aquaplaning. Ofrecen, por tanto, menor agarre en climas fríos en los que el neumático de invierno o mixto es el más recomendable.