Ruta imperial en autocaravana

Son muchos los madrileños que, cada fin de semana, aprovechan su tiempo de ocio para salir fuera de su comunidad. Muchos de ellos no son del todo conscientes de las muchas bondades turísticas, todavía desconocidas, que ofrece su región, como esta ruta imperial que recorre varios municipios de la Sierra de Guadarrama y la Sierra Oeste de Madrid

En esta ocasión hay una justificación histórica que redondea la acción. Se trata de la ruta que seguía Felipe II desde Madrid hacia El Escorial, conjunto monumental elegido por el Rey como su residencia, que sigue en parte el antiguo Camino Real de Valladolid.

Galapagar, unida con el Escorial a través de la M-505, no figura en la ruta oficial imperial, pero sí se trata de un lugar clave en un segundo camino que partía de Torrelodones. Una ruta que el monarca acabó prefiriendo y que permite conocer esta bonita localidad con muchas obras reales como las ruinas de la Casa Veleta, lugar de descanso del Rey, o la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, entre un buen número de destacados restos romanos. El poder navegar en el Pantano de Valmayor

El Escorial, lugar emblemático donde los haya, es un lugar sobre el que bascula toda la ruta. Su ingente patrimonio y buena atmósfera se complementan con su amplia oferta natural, al tratarse de un enclave de gran valor medioambiental.

Se trata de un pueblo que permite la pernocta de autocaravanas en espacios habilitados para estacionar, por lo que no pondrá las cosas difíciles a nadie en este aspecto.  El edificio siempre ofrece algo nuevo. Una arquitectura imponente y un escenario majestusoso   convierte a la obra de Juan de Herrera en la máxima expresión de la  arquitectura española del S. XVI.  Es   el símbolo de  un  imperio  donde la austeridad  es un símbolo de fuerza.

El Campo de Golf de la Herreria,   la Silla del Rey o  algunas residencias de verano cercanas al monasterio lo convierten en un sitio perfecto para el descanso y el ocio.

Es un enclave  que ofrece rutas tan interesantes como la que nos lleva al Pico de Abantos, que parece diseñada expresamente para el turista camper. Porque su punto de inicio un parking, el de la Avenida Carlos Ruiz, y porque permite disfrutar de un día al aire libre en familia a través del sendero GR-10.

Desde aquí merece la pena conocer la ruta del Puerto de la Cruz Verde, un paso de Montaña en el entorno de Guadarrama que une Robledo de Chavela y El Escorial. Las vistas a los picos de Las Machotas y el Cerro de San Benito amenizarán nuestro paso por la M-505 y la M-512. Bares de moteros y formidables vistas amenizan una sección de carretera que sin duda nos ofrece un Madrid distinto al acostumbrado. Por no hablar de un puñado de leyendas como el de la Dama de la Cruz Verde, una mujer fallecida en un accidente de tráfico que se aparece a los conductores haciendo autostop.

Peguerinos, a menos de treinta kilómetros de El Escorial, nos introduce de lleno en Castilla y León, en concreto Ávila, a través de la M-505 Y M-535. Aquí disponemos de una completa área de autocaravanas en Valle Enmedio, dentro del camping del mismo nombre, donde dispondremos de todo lo necesario para descansar y avituallarnos.

Un paraje de pinos a 1.300 metros sobre el nivel del mar que permite muchas excursiones a la Sierra de Guadarrama, tanto BTT como a pie, y disfrutar del ambiente rural que esperamos de una localidad ganadera de apenas unos centenares de habitantes. Las excursiones a Ávila y Segovia, por supuesto, también están permitidas si tenemos un arrebato algo más urbaniza.

Santa María de la Alameda es una localidad de la Sierra Oeste ligada a la anterior no solo por una estación de tren que comparte nombre con ella a ocho kilómetros de Peguerinos, y que permite acceder a la rede de Cercanías de Madrid. En lo que respecta a la pequeña aldea, a cabal entre Ávila, Segovia y Madrid, ésta dispone de todo lo que esperamos de esta localidad montañosa: un bonito y tranquilo paseo por calles silenciosas con casas de piedra y tejado a dos aguas… y punto de acceso para muchas rutas para caminar durante horas entre su rica fauna y flora. Lo difícil aquí será elegir ruta: si la de La Chorrera del Hornillo o la de Fortines de las Herreras, o quizá la que lleva al mirador Peña del Águila, por citar solo tres.