Castilla La Mancha es, todavía hoy, una de las grandes desconocidas para el turismo patrio. Esta tierra quijotesca aúna tradición y una inesperada belleza que hay que comprender y que es muy distinta de todas las demás que podemos encontrar en España.

El norte de Toledo, cuando mira a la Sierra de Gredos es un territorio diferente.  Un recorrido por sus carreteras, lagos, pueblos y pantanos nos ofrece una oferta turística bonita y económica, que además encaja como un guante para los fanáticos de las rutas de fin de semana.

Una tierra de leyendas que merece ser visitada y recorrida, además de disfrutada. Sin ir más lejos, el propio nombre de la Sierra de San Vicente ya cuenta una historia, la de los  tres  hermanos Vicente, Sabina y Cristeta, que escaparon de Talavera pero fueron capturados y enterrados en la iglesia románica de San Vicente.

La sierra se sitúa entre los ríos Tiétar y Alberche, lo que ya posibilita estacionar en pantanos com el de Cazalegas para, en verano, tomar un buen baño o, en momentos más fríos, simplemente quedarnos mirando la quietud de sus aguas, muy usadas para fines recreativos. Más de una decena de tranquilos pueblos de aire medieval nos ofrecen una imagen de la oferta gastronómica y artística del lugar, con citas obligadas como el castillo de Bayuela o la citada ermita de San Vicente.

Otros pueblos como Nombela, Navamorcuende, Hinojosa o Rapude son perfectos para una escapada para aparcar y subir hacia los restos de las fortificaciones de la zona como el Cerro Cabeza del Oso o el propio castillo de San Vicente.  Esa mezcla de caminata y carretera es perfecta.  Sin embargo hay que advertir de la penosa señalización del ancho de las calles y eso nos puede traer  problemas si nuestro vehículo es muy grande.

Otra poblaciones se pueden mezclar con estos pequeños pueblos. Realmente estamos a  apenas una hora de Madrid por la A-5.  En fechas prenavideñas nos encontramos con pequeños productores de mazapán y polvorones, que son casi tan importantes como otras  joyas arquitectónicas como  Maqueda y su castillo. Una zona de parking interesante está en la misma entrada, en la carretera de Ávila, con un aparcamiento de día y noche muy cerca del bonito pueblo y con tiendas para avituallarnos.

Hablemos del excelentemente conservado castillo de la Vela, concebido como un enclave defensivo romano que los musulmanes reconvirtieron en castillo y los cristianos reforzaron todavía más, en concreto el matrimonio Cárdenas Enríquez. Dicen que Isabel La Católica le dio buen uso pasando ciertas temporadas entre sus muros.

La Torre de la Vela, en la Calle Real, es otra construcción defensiva de piedra, como la iglesia gótica de Santa Maria de los Alcázares. En ambas se aprecian restos de arcos que formaban parte de la antigua muralla fortificada. No podemos olvidarnos de la Puerta Califal, que nos vuelve a recordar su legado musulmán, porque de moros y cristianos va esta historia.

Escalona, a penas unos minutos siguiendo nuestro camino por la A-5, o bien la carretera antigua de Madrid, es otro descamado pueblo a orillas del Alberche. De nuevo, pueden presumir de un espléndido castillo, el de don Álvaro de Luna, digno de un buen capítulo de Juego de Tronos y que además viene con leyenda incluida. Alfonso VI ordenó erigirlo para vigilar la frontera, y su finalidad militar brilla por sus cuatro costados.

Por lo demás, Escalona es un lugar con encanto: un castillo, una iglesia y una plaza de fuertes aires militares, pero ojo, también una playa que llama a los madrileños en época de calor. El agua la pone el río Alberche y el calor, ese sol que brilla con fuerza en los meses de verano. La comida, en el merendero perfectamente habilitado.

Entre los chiringuitos dispuestos para nuestro entretenimiento podemos estacionar nuestro vehículo recreativo, y de paso acceder a numerosas rutas de BTT o trekking o jugar con los niños o nuestra mascota. Si preferimos un contexto algo más urbano, podemos irnos al propio pueblo. En el parking del polideportivo, en la Avenida de la Constitución, podremos encontrar espacio más que suficiente para estacionar nuestra autocaravana y pernoctar sin mayor problema.